martes, 11 de diciembre de 2007

RENUNCIO

ESTEBANRUIZMORENO

“Amamos las cadenas que nos atan”
F. Dostoievski


Quisiera dejar por un momento mi estado, y poder renunciar libremente como lo hace un loco cualquiera. Solamente intentar mirar hacia otro lado por un instante y tirar a la mierda las cadenas que me atan. Decididamente maldigo mi lugar, como quien no quiere la cosa, como quien la detesta.
Es así: RENUNCIO, sin darme vuelta, ni mirar atrás.
Con esto estoy diciendo, si no entiendes mis palabras, que me harté, que este estado particular de cosas envilecen al alma más noble, que ya no puedo más, que quiero otro amanecer posible para mi espíritu, que no soporto lo que siempre quise.
RENUNCIO…
Quisiera tirar mi argolla tan lejos que no pudieras encontrarla nunca. Deseo vehementemente quemar los papeles de la notaria cuarta de esta maldita ciudad. Deseo volver el tiempo y no haber nunca firmado ese papel con mi nombre y el tuyo entrelazados.

Te dije lo que quisiera hacer, lo que deseo, ahora quiero que sepas la razón, los porqués.

¿Sabes por qué? Porque quiero empezar de nuevo sin un lazo más importante que nuestro amor, porque quisiera tenerte cada madrugada en mis brazos sin que haya papeles que lo certifiquen, que lo garanticen, porque deseo que el deseo que nos consumía envuelva todo igual que antes, ¿recuerdas?, todo entre sombras y frío. Porque quisiera no tener compromisos con nadie más que conmigo mismo, ni siquiera contigo. Porque quisiera poder tener que enfrentarme cada día con el miedo y el temor de perderte, pues esta sensación de que estás “hasta que la muerte nos separe” ya me está sabiendo a la mierda más inmunda. Quisiera poder imaginarte con una angustia enorme pues de este modo es como mi amor se despertaría cada día para verte, para contemplarte, para ir más allá: hacerte el amor y mirar tu rostro ruborizado debajo de mis ojos que fulguran como estrellas derruidas; sentir tu cuerpo, tu piel, tus curvas, lo que tampoco puedo, lo que me hace yacer cada noche pensándote incesante; lo que siempre busco de ti y lo que siempre también se me escapa, se me escurre.

RENUNCIO, renuncio a seguir casado por ti, a seguir esposado a ti.

Sólo quiero amarte hasta que todo nos separe…
Solamente quiero AMARTE COMO SI NO EXISTIERA EL MAÑANA…

sábado, 1 de diciembre de 2007

Intento escribirte pero fallo, la realidad se manifiesta en que ya no puedo tenerte, en que por fin acabó. ¿Debo tomarlo como un alivio? ¿Como se toma el final de una pesada carga? ¿Debo sentirme feliz al no tenerte más? La verdad es que esta soledad que me invade cuando estoy sin ti me oprime de una manera que es imposible de temperarse, los disturbios que causa en mí el rompimiento nuestro son imposibles de sobrellevar. Parecería, es posible, sí, todo lo dice, que no podría vivir sin ti.

Entonces, ¿por qué nos rompimos?

En las “ecuaciones del amor” la lógica no sirve porque esta atravesada por algo que está más allá de las lógicas frecuentes, si así podemos llamarlo. La lógica sería: si tanto te amo, yo sería el mejor ser de esta tierra. En otras palabras, no te haría sufrir, viviríamos felices.
Como sabes, así nunca lo sepas, es que la realidad es totalmente distinta. Aquí, las lógicas mencionadas también fallan.
La realidad es que soy un ser humano, que tiene errores como todos, que es un hombre, que intenta ser un buen hombre, pero que también cae permanentemente. Lo crucial se trata de que no soy perfecto, que de alguna manera tampoco quisiera serlo, que mi alma tiene tantas heridas como cicatrices, que pagan en la vida justos por pecadores, que el olvido es inclemente, que las sombras me torturan, se trata de que no tengo alas ni aureola, se trata de que simplemente soy un ser humano y nada más…

Y eso, que quede muy claro, que no trato de justificar mis yerros, aunque sea un movimiento tentador…

Yo, y que también quede claro desde el vamos, cambiaría, es decir, no soy de los que piensan que tiene toda la culpa, es obvio que esto es compartido, y tampoco soy de los que dicen: “yo por ti cambiaría todas las cosas malas que tengo” o “eres mi vida, por ti haría lo que sea”, no soy así, no soy de esos, lo siento, pero soy como soy y no pasa nada más…
Que sea claro esto: que te amo como a nadie en mi existencia, si es que se puede comparar una persona con otra, un ser humano con otro. Te amo y para esa afirmación no hay más palabras que se puedan anudar. Te amo con ese amor de una vez, que aparece y se va, es decir, se queda para siempre.
Que quede claro que solamente puedo responder por mí, que en este acto de agresión mutua que nos regalamos cada día solamente responderé por mí y yo digo que es posible hacer algo, aún es posible, o tal vez, probable. Respondo sólo por mí: hago lo que de mí dependa para salvar esto, para no dejarnos morir en los atolladeros de la rabia, en los rencores de ayer, en las callejuelas húmedas de la agresividad, en los mares de las lágrimas; en resumen: hago lo que de mí dependa para seguir juntos sin los errores que siempre nos han juntado, sin los errores que desde siempre nos han desgarrado.

Como el amor se tiende en una cama de dos yo solamente puedo responder por una parte de esa cama… ahora me faltaría saber lo que nunca vas a decir, pero no importa, no lo hace en absoluto.

Esteban Ruiz Moreno
30 de noviembre de 2007